Per la terra mora, JoseMari&Ana

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LA PROPOSTA
Ana, cariño, ladran, luego cabalgo. Ni Mou me supera liderando un proyecto de cambio. España necesita reencontrarse con sus esencias y yo voy a indicarle el camino. Vámonos para el Àfrica que ahí está nuestra factoría de héroes. Apunta: Millán Astray, Don Francisco, Juan Yagüe... Antiguamente no había chacha que no cortejara a un reclutilla con destino a Tetuán y, claro, la chacha se daba un atracón de patriotismo y ya la tienes cantando lo de Las Corsarias mientras limpiaba los cristales. Ya sabes: Allá por la tierra mora/ allá por tierra africana... Pero eran otros tiempos, es cierto.

Ahora que la soldadesca es sudamericana, igual la chacha se da el lote con un mapuche y se le pega alguna cancioncilla de Quilapayún. Ana, cariño, quizás deberías adelantarte a las influencias ajenas y educarla en el buen gusto musical. ¿Que no vas a canturrearle a la chacha...? Ya lo sé. Clase y condición te reclaman compostura y distanciamiento respecto al servicio. ¿Que no es eso...? Ah, ya. Entiendo. Al llegar a la estrofa del vinillo de Rioja ya tendrá excusa para llenarse el vaso. Es posible, porque entre elevar el espíritu o apuntarse a la golfería, el pueblo lo tiene claro. O sea, que le compras un tetrabric de Don Simón. Por si las moscas. Y luego sesión doble de casete. Ensayemos por lo bajini: Allá por la tierra mora/ allá por tierra africana/ un soldadito español/ de esta manera cantaba...

L'ORGULL
Ana, cariño ¿que la portera te ha preguntado si salgo en los cromos de Panini para firmarles el mío a sus hijos? Dile que ni el Melilla ha subido a Primera ni yo me gano la vida con los pies, aunque los del PSOE vendan esta copla. Si acaso los hijos de la portera, ya de mayores, quieren darse un atracón de patriotismo en el Alcázar, puede que contemplen mi óleo en alguna de las salas destinada a evocar las gestas nacionales. Si, ya sé, la Chacón no me reservará ni el clavo del perchero. Pero España vuelve a amanecer, eso es seguro, pese a que Mariano confunde el alba con la puesta de sol y se cree que ha llegado el momento de echarse en el Pikolín. Y yo, en cambio, con la amanecida recupero mi perfil más castrense.

La reconquista de Perejil, con la vieja de las cabras manos arriba, pasará a los anales de la historia. ¿Que lo de Felanig empaña mi hoja de servicios...? Ana, cariño, Felanig fue mi Waterloo, lo reconozco, pero el mito de Napoleón creció, precisamente, a partir de Waterloo. Así que si entro en la mitología, no veas. Además, lo de Felanig no está zanjado. Así que Jóse Bauzá recupere las Baleares para España, me planto en Felanig y te apuesto lo que sea a que nadie me tose, aunque me tome unas alcachofas guisadas con vermú en el bar de autos. Que a valor, no me gana ni don Luis Freg. Ana, cariño, tú bien lo sabes. ¿Que por qué me planté en Melilla sin más equipaje que lo que hay que tener...? Seré conciso: Para distanciarme de Mariano que, mientras el moro nos humillaba en la frontera, viajaba en coche y sin cinturón hacia Galicia para hartarse de marisco. ¿Que bien pudiera yo abonarme a una mariscada antes de una noche de amor...? Ana, cariño, un respeto.

Porque como muy bien dijo el poeta siempre habrá ruiseñores que cantan, y ahí se apunta menda, en medio de las batallas. ¿Qué pretendo decirte...? Que el varón de mi perfil no precisa una tapita de cigalas para obtener un diez en el jergón. Se lo expliqué a Bush. Ya sabes, los yanquis, para sacar nota, se toman un batido de zanahoria y un bistec de búfalo. Yo le dije: George, spanish male, one trago de Sol y Sombra y el salto del tiger immediate. Pero estábamos en lo de Melilla. Ana, cariño, yo no fui a Melilla a por unos porros porque las chiquilladas ya no me motivan. Iba para levantar la moral de la tropa. Así que le ordené al camarada Imbroda: "Juan José, echa a andar hacia los moros como si fueras a reconquistar Monte Arruit". Y me respondió: "usted primero". Y yo: "'Sea! Vuelvo a casa a por la cacerola de los macarrones para cogerle un aire al general Patton y échenme a docenas a los moritos de a caballo"...

EL GREUGE
Ana, cariño, a quien te haya dicho que el heroísmo no consiste en meter las narices en donde a uno no le llaman, dile que a palabras necias, oídos sordos. El héroe es aquel que cambia el sentido de la historia y mal le irá, para cambiarlo, si no se halla en el lugar de autos. Yo estuve en Melilla representando a todos los españoles. Y no se hable más. O sea, punto. ¿Que los socialistas alegan que a ellos no los represento...? Natural. ¿Desde cuándo el rojerío ha sido español...? Los rojos son mineros de Asturias o catalanes. Sobre todo, catalanes, de ahí que Don Francisco les fusilara a Companis. ¿Que hablábamos de moros y en Cataluña no hay moros? Ana, cariño, no seas marisabidilla, porque eso ya lo dictaminará Pío Moa cuando procedamos a una adecuada revisión de la historia. Porque la Morenilla de Montserrat no se ha puesto oscura tomando el sol en Cambrils.

Ergo admitámoslo, hay moros en la costa. Así que antes de marchar nuevamente para Melilla, rendiré visita de solidaridad a la camarada Cava de Llano, porque ha tenido narices de enviar al Constitucional la ley que consideraba el catalán idioma de acogida de los inmigrantes. ¿Que le dé un beso de tu parte...? Se lo daré. ¿Sin pasarme? De acuerdo. Habrá suficiente con un roce recio de bigote en la mejilla. María Luisa es como si fuera de la Vieja Guardia, porque de casta le viene al galgo. Ten en cuenta que don Carlos, su padre, en los albores de la democracia impartió una magna lección de futuro. ¿De qué iba...? La conferencia se titulaba "La aportación de los catalanes a la guerra de Liberación y a la paz española". Lamentablemente, sólo lo escuchó don Blas Piñar. Porque, de haberle prestado oídos España entera, Yordi hubiera pegado sellos en un banco y yo no iría camino de Melilla para vender patriotismo.

Por cierto ¿ha llegado algún telegrama del Rey...? ¿Que para qué quiero un telegrama del Rey si yo soy republicano en la línea de Manu Hedilla...? Ana, cariño, a nadie le amarga un dulce. Y visto lo visto no estaría de más que Su Majestad se acordara de su abuelo y me diera idéntico espaldarazo. Me conformo con lo de don Alfonso al general Silvestre: "Manuel, olé tus cojones." Al fin y al cabo, en arrojo, el general y yo vamos a la par. Digan lo que digan los envidiosos. Que son pocos y cobardes. Ana, cariño, ya sabes: la orquesta de Algete/ tres bombos y un clarinete.