algo de nubes
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Monòleg de Franco

Vamos a ver, sombra mía. Por ser mía y por ser sombra, ándame un paso delante. Yo no me fío ni de ti, pues como buen gallego sé que únicamente te golpean a traición los que llevas detrás. Conque si te veo a mis espaldas, te mando fusilar como a mi primo. Vayamos con el informe. Me dices que en España ha ganado las elecciones Acción Popular. No me extraña. Cuando la derecha se decide por cerrar filas siempre gana, porque no alimenta a traidores. La derecha vende intereses, la izquierda ideología. Esto me lo enseñó el vendedor de cacahuetes que se apostaba a las puertas de la academia militar de Zaragoza. «Paquito -me decía-, por ideología uno no se cambia de camisa, por intereses sí». He de reconocer que las últimas jugadas le han salido bordadas al nieto de Aznar. Lo que los socialistas no le dan por las buenas, como ha ocurrido en Àlava, se lo arrebata a la brava, como ha ocurrido en Madrid. De Mola aprendí que hay dos tipos de rojos, los malos y los tontos. Y ten por seguro que Zapatero no es malo. Se lo he comentado a mi Carmen, mientras me reforzaba los botones de la bragueta. Se me ha quedado mirando. «Paco -me ha dicho, con la aguja inhiesta-, bien sabe Dios que todo rojo ha de ser pasado por las armas». Y le he dado la razón. «Desde luego que sí -le he respondido-, pero todo a su debido tiempo. De modo que atiende a tu labor, no vayas a propinarle un mandoble con la aguja a la primera espada de España». Me lo dijo mi confesor: «El Movimiento Nacional es el ensayo del Juicio Final, por lo que habrá uno en cada siglo para que los españoles no se olviden de cuál es su sino». He de admitir que, con el nieto de Aznar, España empieza a amanecer. Pero no será, este Aznar, el nuevo salvador de España. Aznar es un calientabraguetas patrióticas, lo que le acerca a Gil Robles. Y un salvador de España tiene que ser astuto y navajero, te lo digo yo, que tengo experiencia en esto de salvarla. Yo contemplo España, sombra de mi cuerpo, y no lo hago con dolor ni con alegría, sino con ambición. Eso se lo comenté a mi Carmen, un día de verano, en la mesa, apenas nos habían empezado a servir el almuerzo. Y me respondió que siguiera comiendo judías que estaban buenas. Soberana lección, la de mi Carmen. Comimos en silencio. El silencio nos hace sabios. Y justos, Y honestos. Mi fiel Mateo Torres Bestard me ha traído noticias de Mallorca. Ya sabes, sombra mía, que Mallorca figura en mi hoja de servicios a España, por lo que las noticias que me llegan de allí me interesan de una manera especial. Me ha dicho, Torres Bestard, que en un guateque de Muro los presentes acabaron cantando el Cara al Sol. En consecuencia, me ha preguntado para cuándo el Alzamiento. Me da garantías, pues fusilando a mil rojos hay Mallorca por España hasta el siglo veintitrés. Aún así, le he pedido calma, no fuera que nos queden cabos sueltos. Y no es que no crea en los falangistas, no. Siempre sostuve que a los falangistas hay que atarlos en corto. O sea, hay que darles empleo en la Administración para que salgan a la calle en ocasiones especiales. Ya sabes, para reclamar Gibraltar o para sacar a los rojos de las instituciones. De Muro he tenido últimamente muchas referencias positivas. El superior del Valle de los Caídos me entregó una invitación para asistir al almuerzo de la matanza del cerdo en casa de los señores Plomer. Por lo visto es un acto de fe de exaltación regionalista para mayor gloria de España. A la derecha periférica le gusta esto. Se lo dije a mi Carmen: este ágape será algo así como unos juegos florales sin poeta y con cerdo. Yo decliné la invitación, pero se la pasé a Carmencita porque igual este tipo de fiestas se avienen con el carácter de mi yerno que es el más frívolo de la familia. Yo aguardo acontecimientos. Los líderes siembran el trigo. Los caudillos lo aplastamos o lo segamos, según convenga. Ahora estamos en época de siembra. Me lo ha dicho Serrano Suñer: el nieto de Aznar ha roto el centro sociológico y está a un paso de inventarse Acción Popular. España se repite, sombra mía. La única pieza que no encaja en el puzzle es Zapatero, pero si los conservadores andan listos le darán una salida honrosa ofreciéndole la embajada española en Disnelandia. Y sin Zapatero que reparta caramelos, la izquierda deberá de inventarse un Frente Popular. Entonces entraré en acción yo, Francisco Franco, caudillo de España por la gracia de Dios. Le he comentado a Torres Bestard que los que cantaban el Cara al Sol en Muro no me sirven, porque mal servirán a España quienes sólo sienten la patria con el estómago lleno. Pero sus hijos pueden serme útiles. Los hijos de la derecha son idealistas. ¿Comprendes sombra mía? El fascismo nace de los genitales de los productores sociales que cantan canciones patrióticas en las sobremesas y, aunque sean gente a la que no debe dársele la espalda, yo les necesito para salvar a España.

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