La Parrala (Zapatero & Sonsoles)

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Vamos a ver, Sonsoles. En la constitución cabe solamente lo que cabe. Correcto. Bono lleva razón. Pero cabe todo lo que cabe y todo lo que cabe es España. Luego cabe Cataluña, porque según el decreto de 30 de noviembre de 1833, España se divide en 49 provincias, 4 de las cuales corresponden a Cataluña. En consecuencia, Cataluña tiene su encaje en el proyecto común. E incluso puedo anunciarte que le tengo reservada una singular relevancia, pues puede darse el caso de que nos sirva para que el ejército haga maniobras, reverdeciendo los viejos e inmarchitables laureles de Espartero. Se lo he recordado a Bono. Históricamente, Cataluña ha posibilitado que nuestro ejército mantenga vivo el espíritu de lo español. Es algo que se olvida con demasiada frecuencia y que nosotros, los socialistas, hemos de tener en cuenta y agradecérselo a los catalanes. Un sparring bueno, se cotiza muy alto. Bien. ¿Me preguntas por Maragal? Maragal! Me concentro: hablemos de Maragal. Vamos a ver, Sonsoles. Maragal exige que Catalunya sea reconocida comunidad nacional. Correcto. No hay que sacar las cosas de su justo contexto. Tenemos antecedentes. Cuando los grandes de nuestro baloncesto decidieron que no les valía la Primera División, fundaron la Liga de Honor y siguieron jugando con una pelota y dos cestos. ¿Qué ocurrió? Pues que todo quisque subió un peldaño y no pasó nada. Lo importante estriba en mantener las jerarquías que regulan un justo reparto de las prebendas. Cataluña será comunidad nacional cuando España sea un imperio, cosa que está al caer, pues con Perejil y el chalet de Julio Iglesias en Miami volvemos a disponer de colonias en ultramar. O sea, que la reforma constitucional posibilitará medallas para todos, de acuerdo con los principios de solidaridad que inspiran la política socialista. España, un imperio. Cataluña, Galicia y el País Vasco, naciones. Y las demás autonomías, nacionalidades históricas. Aplicaremos el principio por el que se rige la lotería: primer premio, segundo premio y pedrea. Asunto resuelto. ¿Vale...? Vale. Continuemos. Tema selecciones catalanas. Digo sí, pero no. Vamos a ver, Sonsoles. Me remito a la filosofía popular: «La Parrala dicen que era de Moguer/ otros aseguran que fue de la Palma». ¿Qué significa esto? Pues que para unos era de Moguer y para otros de la Palma, sin que dejara de ser la Parrala. En consecuencia: Cataluña puede tener sus propias selecciones, y yo apoyaré la propuesta. Pero si Cataluña es España, y España ya dispone de las suyas, cuando juega España está jugando Cataluña. Luego, Cataluña ya goza de una adecuada proyección internacional en el mundo del deporte; proyección que yo, por supuesto, apoyaré con toda mi firmeza para que siga manteniéndose. En términos filosóficos, en la constitución cabe todo menos aquello que no es nuestro. España es una e indivisible, plural y libre. Estoy convencido de ello. ¿Que cómo se conjuga esta aparente contradicción? ¿Una e indivisible por un lado, plural y libre por el otro...? Vamos a ver, Sonsoles. Recurre al maestro Quiroga y hallarás respuesta. «Que sí, que sí, que sí, que sí/ que la Parrala tiene un amante./ Que no, que no, que no, que no,/ que ella no quiere más que a su cante». Vamos, los dos a un tiempo: «Que sí, que sí, que sí, que sí,/ que si no bebe no pue cantar./ Que no, que no, que no, que no...» Basta. Tomémonos un respiro y enjuaguemos el buche con un clarete de la Mancha, que igual Bono tiene comisión y le damos una alegría. Bono es Bono y Maragal es Maragal. En España cabemos todos, Pepe -le he dicho a Bono-, incluso el ave que custodiaba antaño la bandera nacional. Ciertamente, desde el gobierno uno se da cuenta de la complejidad de España y de la necesidad que hay de conjugar adecuadamente bendito con maldito. Los socialistas somos mayoría, por esto gobernamos. Pero no es menos cierto que aquél que no tiene un padre o un suegro falangista no es español ni es nada. Por esto hay que conjugar los ideales de unos y otros para que coincidan en un solo haz. ¿Me explico? Espero que sí. Vamos a ver, Sonsoles. ¿Que los de Izquierda Republicana quieren cambiar al Caudillo de tumba? Pues bien, lo cambiamos. Pero procuremos que el cambio se haga a gusto de todos. Se lo llevaremos a Manolo Fraga, siguiendo el camino de Santiago, lo cual nos permitirá hacerle un guiño a Rouco después de la batalla de los condones. Y lo haremos en procesión, como cuando el traslado de los restos de don José Antonio desde Alicante a Madrid. Lo he hablado con Bono. Vamos a hacer las cosas bien. Los restos fúnebres irán precedidos por el Bueno y el Malo. O sea, por el excombatiente del Batallón Leclerc y por el de la División Azul. Y al lado de la bandera española con la avecilla, desfilará la de los Estados Unidos, a ver si hacemos las paces con Bush. ¿Te asombra mi capacidad de maniobra? Vamos a ver, Sonsoles. Para hacer política, unos se empapan de El Príncipe de Maquiavelo, y yo me aprendo de memoria La Parrala del maestro Quiroga. «Que sí, que sí, que sí, que sí/ que no, que no, que no, que no...» Fíjate en la profundidad filosófica que encierran el sí y el no sabiamente combinados. Todo es cuestión de aunar sensibilidades. Maragal reclama un mayor protagonismo de Cataluña en Europa. De acuerdo. Pero hay que compaginarlo con los intereses supremos de España. ¿Que ello no es posible? Vamos a ver, Sonsoles. Recapacita. Todo es compatible. España es lo único importante, y para esto dejamos a Pepe Borrel en Bruselas, para que españoleara más que la peineta. Pero eso sí: siempre que me entreviste con Chirac o Schröder, llevaré en la solapa el pin de Cataluña. O sea, que por mi expreso deseo Cataluña tendrá presencia en Europa. Que estén tranquilos los catalanes. Tanto Maragal, como Mas o como los de la Izquierda Republicana, pues verán satisfechas sus legítimas aspiraciones. Me comprometí a ello y el gobierno socialista cumple lo prometido.